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martes, 8 de junio de 2010

De lecturas más o menos recientes (II)


Los objetos no deberían tocar, puesto que no viven. Uno los usa, los pone en su sitio, vive entre ellos; son útiles, nada más. Y a mí me tocan; es insoportable. Tengo miedo de entrar en contacto con ellos como si fueran animales vivos.


La náusea, de Jean-Paul Sartre

miércoles, 7 de abril de 2010

De lecturas más o menos recientes (I)


El problema de todas las historias es que se cuentan después de que hayan pasado.


Nana, de Chuck Palahniuk

sábado, 20 de marzo de 2010

Blancas y amarillas, de Jaime López


Mientras veía un documental de naturaleza por televisión, me crecieron unos preciosos manojos de margaritas en las rodillas, y, por miedo a troncharlas, decidí no levantarme del sofá hasta después de la primavera...


viernes, 12 de marzo de 2010

Mujer de rojo sobre fondo gris, Miguel Delibes.

17 de octubre de 1920 - 12 de marzo de 2010


En la vida has ido conociendo algunas cosas pero has fallado en lo esencial, es decir, has fracasado. Esa idea te deprime y entonces es cuando buscas apresuradamente un remedio para poder arrastrar con dignidad el futuro. Ahora no tendré a nadie a mano cuando me asalte el miedo.

Ninguno de los dos era sincero pero lo fingíamos y ambos aceptábamos, de antemano, la situación. Pero las más de las veces, callábamos. Nos bastaba con mirarnos y sabernos. Nada nos importaban los silencios. Estábamos juntos y era suficiente. Cuando ella se fue todavía lo vi más claro: aquellas sobremesas sin palabras, aquellas miradas sin proyecto, sin esperar grandes cosas de la vida eran sencillamente la felicidad. Yo buscaba en la cabeza temas de conversación que pudieran interesarla, pero me sucedía lo mismo que ante el lienzo en blanco: no se me ocurría nada. A mayor empeño, mayor ofuscación. Se lo expliqué una mañana que, como de costumbre, caminábamos cogidos de la mano: ¿Qué vamos a decirnos? Me siento feliz así, respondió ella.

Una voz misteriosa me soplaba la lección entonces y yo atribuía a los ángeles, pero ahora advertía que no eran los ángeles sino ella; su fe me fecundaba por que la energía creadora era de alguna manera transmisible ¿De quién me compadecía entonces, de ella o de mí?

domingo, 7 de febrero de 2010

Los amantes de Cortázar y Girondo

Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.


Cortázar agregó estas líneas al poema de Girondo "Los amantes" en su cuento Amor 77, de "La última partida".



Los Amantes
, de Oliverio Girondo.

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se desnudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enerven, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden y se entregan.




* El propio Cortázar tiene un poema de igual título:




miércoles, 28 de octubre de 2009

Peripecias del agua, de Julio Cortázar

Basta conocerla un poco para comprender que el agua está cansada de ser un líquido. La prueba es que apenas se le presenta  la oportunidad se convierte en hielo o en vapor, pero tampoco eso la satisface; el vapor se pierde en absurdas divagaciones y el hielo es torpe y tosco, se planta donde puede y en general sólo sirve para dar vivacidad a los pingüinos y a los gin and tonic. Por eso el agua elige delicadamente la nieve, que la alienta en su más secreta esperanza, la de fijar por sí misma las formas de todo lo que no es agua, las casas, los prados, las montañas, los árboles.






lunes, 21 de septiembre de 2009

Fragmentos de un discurso amoroso, R. Barthes


« Cuando imagino suicidarme por una llamada telefónica que no llega, se produce una obscenidad tan grande como cuando, en Sade, el papa sodomiza a un pavo. Pero la obscenidad sentimental es menos extraña, y eso es lo que la hace más abyecta; nada puede superar el inconveniente de un sujeto que se hunde porque su otro adopta un aire ausente, mientras existen todavía tantos hombres en el mundo que mueren de hambre, mientras tantos pueblos luchan duramente por su liberación. »


sábado, 6 de junio de 2009

La leyenda de Gosta Berling, de S. Lagerlof





" Eran caballeros desde la mañana a la noche, oficiales de ocasión, aventureros y orgullosos bohemios. Hombres famosos, sabían tocar todos los instrumentos, eran ricos en cómicas frases y alegres refranes, y expertos en el oficio del júbilo. "

lunes, 18 de mayo de 2009

Adiós, Mario

14 de septiembre de 1920 - 17 de mayo de 2009


Esta vez me metí en un café; conseguí una mesa junto a la ventana. En un lapso de una hora y cuarto, pasaron exactamente treinta y cinco mujeres de interés. Para entretenerme hice una estadística sobre qué me gustaba más en cada una de ellas. Lo apunté en la servilleta de papel. Este es el resultado. De dos, me gustó la cara; de cuatro, el pelo; de seis, el busto; de ocho, las piernas; de quince, el trasero. Amplia victoria de los traseros.
De La Tregua, Mario Benedetti.

* *

jueves, 2 de abril de 2009

La carretera, de Cormac McCarthy







- ¿Eres muy valiente?

- Regular.
- ¿Qué es lo más valiente que has hecho?

(Escupió en la carretera una flema sanguinolenta.)

- Levantarme esta mañana...







jueves, 26 de marzo de 2009

Paradoxia, de Lydia Lunch


Me encantaba el poder que demostraba tener el coño. La manera en que los hombres se sentían atraídos por sus misterios, como si estuviesen buscando oro en territorio extranjero. Flor de dulce perversión, instrumento de éxtasis y tortura. Capullo delicado, raíz de decepción. Profundamente oculto en sus pliegues carnosos, con tantos secretos antiguos, una magia que ha confundido a los hombres desde que fue desterrado del Edén, lleno de un vudú cuyo hechizo convierte a los hombres en monstruos.

domingo, 22 de marzo de 2009

Nihtahollo, nihta istontòklo

“Hacía mucho tiempo que no escribía un poema el día domingo como si los poemas tuvieran un solo día de descanso como si la poesía fuera un sonido hebdomadario de las vértebras o de ese imaginario real que ahora anda fantasmal entre las plantas del último día de la semana.”

Poema del domingo, Alfredo Veirave


“(...) Si estuvieras conmigo, amor que no volviste,
¡qué alegre me sería este domingo triste!”

Poema del domingo triste, José Ángel Buesa


“Si alguna vez me suicido será en domingo. Es el día más desalentador, el más insulso. Quisiera quedarme en la cama hasta tarde, por lo menos hasta las nueve o las diez, pero a las seis y media me despierto solo y ya no puedo pegar los ojos. A veces pienso qué haré cuando toda mi vida sea domingo.”
La tregua, Mario Benedetti


“Los domingos matan más que los hombres.”

Peleando a la contra, Charles Bukowski


"Un domingo sin ti, de ti perdido,
es como un túnel de paredes grises
donde voy alumbrado por tu nombre;
es una noche clara sin saberlo
o un lunes disfrazado de domingo;
es como un día azul sin tu permiso (...)"


Domingo, de Eduardo Carranza


"Llega el domingo con su magia absorta, me habían contado ya de su llegada, del fatídico tedio de la nada, del derroche del mundo que lo aborta. (...)"
Soneto del domingo, Eduardo langagne


"Se apuesta en el café
las últimas partidas de baraja.
Din, dan. Din, dan:
Las campanas domingo en la ciudad
tarde que avienta el viento
hasta la orilla.
Y los muchachos
sueñan, en las paredes,
con posters que se clavan
trayéndoles recuerdos de París
y de su audacia:
Melenas,
pantalones, largos jerseys,
tristeza, vacío en las espaldas.
Y un guateque moral
atardece el domingo
en las casas lujosas.
El resto,
la ciudad, los chicos y las chicas
de ordinario, pasean vagamente
por los porches."

Domingo decembrino, José Antonio Labordeta


jueves, 12 de marzo de 2009

Los príncipes valientes, de Pérez Andújar


De mi tío Ginés voy a aprender que si un carnet de conducir le da independencia a la gente, el no tenerlo la hace libre.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Baudelaire, de César González-Ruano


Y tenía que encontrarla como se encuentra a las mujeres que han de arruinar nuestra vida: por casualidad, en la hora del aburrimiento, que es la hora de los grandes, estúpidos e irremediables peligros.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Un yonqui pateando paraísos

Cuando hay:
La morfina pega primero en la parte de atrás de las piernas, luego en la nuca, y después se extiende una gran relajación que despega los músculos de los huesos y parece que uno flota sin límites, como si estuviera tendido sobre agua salada caliente. cuando esta relajación se extendió por mis tejidos, experimenté un fuerte sentimiento de miedo. tenía la sensación de que una imagen horrible estaba allí, más allá de mi campo de visión, moviéndose en cuanto volvía la cabeza de modo que nunca podía verla. sentí náuseas; me tumbé y cerré los ojos. pasaron una serie de imágenes, como si estuviera viendo una película: un enorme bar con luces de neón que se hacía más y más grande hasta que calles y tráfico quedaron incluidos en él; una camarera traía una calavera en una bandeja; estrellas en el cielo claro. el impacto físico del miedo a la muerte; el corte de la respiración; la detención de la sangre.
Yonqui, de William Burroughs

de 'Tulsa', por Larry Clark

Cuando no hay:
No puedo explicarte lo que es el mono, aunque me lo pides. Es inexplicable e inconcebible para quien no se lo ha apechugado. Es la tortura y el castigo he- chos a la medida de la infamia del vicio. La nariz se te forra de murciélagos. Te salen litros de mo- quillo líquido que sabe a rayos. La saliva te llena la boca de un caldo de orín fermentado con ácido sulfúrico. Todo te duele con diez tanques. Los ri- ñones se te infestan de ratas que te carcomen los nervios. En las articulaciones de las rodillas, de las muñecas, de los codos, de los tobillos, para qué contarte? En cuanto te mueves y en cuanto no te mue- ves... da igual... Se te mete la cremallera de pin- chos para arriba y para abajo. Se te ponen los nervios de rejones. Tienes un cabreo de sesión con- tinua. La cabeza cencerrea y se te rompe la crisma erre que erre. El insomnio te encapota 24 horas por día. Ni soñar con dormir. Las noches son peores que los días, y viceversa. Se me olvidaba decirte que los ojos se te salpimentan solos y con chile negro. Lagrimeas vinagre y bilis sin poder llorar. Desde la punta de la cebolleta hasta la campana de la mo- londra se te pone la carne de gallina sin necesidad de condiciones atmosféricas.
Pateando paraísos, de Fernando Arrabal


sábado, 22 de noviembre de 2008

Viejo muere el cisne, por Aldous Huxley

En un día como hoy hace 45 años; falleció Aldous Huxley.

Para Jeremy, la experiencia directa e inmediata era siempre difícil de captar y siempre le producía una cierta desazón. La vida se tornaba segura y las cosas adquirían significado sólo cuando se habían convertido en palabras y quedaban confinadas entre las cubiertas de un libro.


"Una orgía real nunca excita tanto como un libro pornográfico."


"(...) Pensó en la incomprensible secuencia de cambios y azares que componen una vida, en todas las bellezas y horrores y absurdos cuya conjunción crea el esquema, imposible de interpretar, pero divinamente significativo, del destino humano." (La isla, 1962.)




Este tema de Michael Nyman es parte de la BSO de la nueva versión (2006), esta vez tele- visiva, de 'Jane Eyre'; otra adaptación de la novela de Charlotte Brontë. La primera fue en 1944, protagonizada por Orson Welles y Joan Fontaine, en la que Aldous Huxley fue el prin- cipal guionista. Igual que siete años más tarde haría con 'Alicia en el país de las maravillas'.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Maktub, de Paulo Coelho



Había un rey en España que estaba muy orgulloso de su lenguaje, y que era conocido por su crueldad con los más débiles. Una vez, caminaba con su comitiva por un campo de Aragón donde, años antes, había perdido a su padre en una batalla. Allí encontró a un hombre santo removiendo una enorme pila de huesos.


- ¿Qué haces ahí? -preguntó el rey.

- Honrada sea vuestra majestad -dijo el hombre-. Cuando supe que el rey de España iba a pasar por aquí, decidí recoger los huesos de vuestro padre fallecido para entregároslos. Sin embargo, por más que busco, no consigo encontrarlos: son iguales que los huesos de los campesinos, de los pobres, de los mendigos y de los esclavos.


jueves, 30 de octubre de 2008

Amar hasta fracasar , de Rubén Darío


Faltaba ya nada para anclar; mas la mar brava, brava, lanza a la playa la fragata: la vara.

La mar trabaja las bandas: mas brava, arranca tablas al tajamar; nada basta a salvar la fragata. ¡Ah tantas almas lanzadas al mar, ya agarradas a tablas claman, ya nadan para ganar la playa! Blas nada para acá, para allá, para hallar a Ana, para salvarla. ¡Ah tantas brazadas, tan gran afán para nada, hállala, mas la halla ya matada! ¡¡¡Matada!!!... Al palpar tan gran mal nada bala ya, nada trata alcanzar. Abraza a la ama:

-¡Amar hasta fracasar! -clama...

viernes, 17 de octubre de 2008

Eduardo Galeano, 'El libro de los abrazos'


No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.


miércoles, 15 de octubre de 2008

Alejandro Jodorowsky, 'La danza de la realidad'


Comenzó el ritmo bronco, nos desvestimos y nos pusimos a danzar como locos. Pronto los espectadores siguieron nuestro ejemplo. Comprendí que todo podía ser danzado. Que la realización artística era el resultado de apasionadas elecciones. Se nos ofrecía pastel, no teníamos más que verlo, tomar una porción y comerlo. Era la galleta de Alicia: al comerla, ella se agrandaba o empequeñecía. Así era la vida, el arte, un asunto de visión y elección. Y en lo negativo, acabé por comprender, sucedía lo mismo. El espíritu de autodestrucción le presentaba al individuo un menú con todas las enfermedades, físicas y mentales. El individuo elegía su propio mal. Para curarlo había que investigar qué lo había inclinado a elegir este problema y no otro.

 
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