jueves, 30 de octubre de 2008

Amar hasta fracasar , de Rubén Darío


Faltaba ya nada para anclar; mas la mar brava, brava, lanza a la playa la fragata: la vara.

La mar trabaja las bandas: mas brava, arranca tablas al tajamar; nada basta a salvar la fragata. ¡Ah tantas almas lanzadas al mar, ya agarradas a tablas claman, ya nadan para ganar la playa! Blas nada para acá, para allá, para hallar a Ana, para salvarla. ¡Ah tantas brazadas, tan gran afán para nada, hállala, mas la halla ya matada! ¡¡¡Matada!!!... Al palpar tan gran mal nada bala ya, nada trata alcanzar. Abraza a la ama:

-¡Amar hasta fracasar! -clama...

domingo, 26 de octubre de 2008

A las cinco en tu casa, de Sofía Esteban


Rojo. El carmín en los labios de mi vecina. La mancha de tomate en tu camisa. La nariz del payaso. Tu corazón...

Azul. Mi plumero se me ve. La pared de tu habitación. Nuestros cepillos de dientes. El cielo...

Amarillo. La yema de un huevo. El girasol. Tu pelo. La carta que me escribiste...

Verde. La lechuga en la ensalada. Tus ojos. El chicle de clorofila pegado a la suela de tu zapato. Mi esperanza...

Te como una y cuento veinte.

miércoles, 22 de octubre de 2008

7 de Picas: Earl "Fatha" Hines

(Duquesne, 28 de diciembre de 1903 - Oakland 22 de abril de 1983.)

PIANISTA
Earl Hines & His Orchestra - Deep Forest (1932)


Nació en un suburbio de Pennsylvania. Earl llevaba música en la sangre; era hijo de un cornetista de orquesta y una organista de iglesia. Cuando era un crío Fatha intentó llevar el mismo camino que su padre, pero acabó dejando la corneta por las molestias que le provocaban en los oídos. Recibió clases de piano clásico. Hines afirmaba que él ya estaba tocando el piano por Pittsburgh antes de que la palabra jazz fuese inventada.

Con 17 años marchó de su casa para tocar con Lois Deppe en un club nocturno de Pittsburgh. En 1927 grabó con ellos cuatro canciones para Gennet Recordings. Sólo dos de ellas llegaron a editarse, y en sólo una podía oírse un solo de Hines. Dos años después se trasladó a Illinois. Allí empezó con Carroll Dickerson su primera gira.

Ya instalado en Chicago, a finales de los años veinte inició su propia banda e hizo su primera colaboración con Louis Armstrong, trabajando para él como director musical de su grupo "Louis Armstrong Stompers". Más tarde entraría de lleno en los "Hot Five" (después ampliado a los "Hot Seven"), grupo que hizo a Armstrong consagrarse como el creador del jazz moderno. Finalmente, en el 74 el grupo se disolvió, pero Hines siguió trabajando para Louis Armstrong en la banda "All-Stars".

En el grupo de Hines participaron grandes figuras de la historia del jazz; artistas como Jimmie Noone, Dizzy Gillespie o el mismísimo Charlie Parker. Ascendido a "el padre del piano jazz", Hines lideró toda esa década y fue influencia para pianistas que le consideraban como el eslabón entre el jazz moderno y el clásico. En los cincuenta se retiró a tocar el piano a un pequeño club que regentaba en California. En los sesenta retomó su carrera con gran éxito. Su disco "Piano Man (1939-1942)" está incluído en el libro Los 100 mejores discos de Jazz. Fatha falleció tocando el piano.

domingo, 19 de octubre de 2008

viernes, 17 de octubre de 2008

Eduardo Galeano, 'El libro de los abrazos'


No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.


miércoles, 15 de octubre de 2008

Alejandro Jodorowsky, 'La danza de la realidad'


Comenzó el ritmo bronco, nos desvestimos y nos pusimos a danzar como locos. Pronto los espectadores siguieron nuestro ejemplo. Comprendí que todo podía ser danzado. Que la realización artística era el resultado de apasionadas elecciones. Se nos ofrecía pastel, no teníamos más que verlo, tomar una porción y comerlo. Era la galleta de Alicia: al comerla, ella se agrandaba o empequeñecía. Así era la vida, el arte, un asunto de visión y elección. Y en lo negativo, acabé por comprender, sucedía lo mismo. El espíritu de autodestrucción le presentaba al individuo un menú con todas las enfermedades, físicas y mentales. El individuo elegía su propio mal. Para curarlo había que investigar qué lo había inclinado a elegir este problema y no otro.

viernes, 10 de octubre de 2008

Oliverio Girondo, 'Me importa un pito...'




"Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! —y en esto soy irreductible— no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!"


Vendí mi alma al Mp3 (II)


¡Qué pasa amigos! Como ya dije, siempre que haga algún tipo cambio en la música que podéis encontrar en el Blog, avisaré con una entrada parecida a la que estáis leyendo ahora mismo. Esta vez las variaciones son más notables.



Para empezar he cambiado la apariencia de la sidebar. En lugar de mostrar las canciones de forma individual, añadí un reproductor en flash de archivos '.xml'. Alojo la música en un servidor y confecciono la lista de la que se nutre el script. Es un pelín más aparatoso pero mucho más liviano a la hora de cargar la página. También visualmente es más agradable.

Hay una serie de inconvenientes. Por las prevenciones que hay contra la piratería, es difícil encontrar servidores que ofrezcan hotlinks. He logrado encontrar algunos pero las ofertas gratuitas están muy limitadas. Condiciones como el borrado de archivos inactivos a los 30 días; así que no aseguro que los temas estén ahí de forma permanente.

Cuando actualizo el playlist (el archivo .xml con las canciones) el reproductor tarda mucho en refrescarse. No sé si es habitual, pero trataré de tenerlo siempre listo. La carga de archivos va bastante bien, si dejase de ser así buscaré otro método.

Las canciones con las que acompaño las entradas seguirán apareciendo en el mismo formato :) Las entradas que haga de este tipo estarán bajo la etiqueta 'Mp3'. El título siempre será siempre el mismo, con la excepción de que irán numerados.

¡Salud!

martes, 7 de octubre de 2008

Jaume Perich, dijo...

"Dios, dicen, está en todas partes. No tiene gran mérito: la coca-cola también."



Aprovechando a Dios y a Coca-Cola, recomiendo una divertida y simpática película: "Los dioses deben estar locos" (1980). Copio la sinopsis y dejo un video de introducción:
Un bosquimano que vive con su gente en el desierto de Kalahari, lejos de toda civilización, ve caer del cielo una botella vacía de Coca-Cola. Para él y los suyos este objeto desconocido es algo de los dioses. Primero todos están interesados y contentos, pero pronto la botella se convierte en objeto de discordia, por lo que el bosquimano decide llevarla al extremo de su mundo conocido, para que no ocasione más disputas.



sábado, 4 de octubre de 2008

Sexydoscopio, por Elphomega



Melanina fluorescente, el beso en la carne de escorpiones,
vistas nocturnas al desierto de Utah, ultraexposiciones.
Salones de juego que imitan El Cairo,
mujeres diablo con sabor a paprika en los labios.
Hay palabras que cambian de piel y parecen más dulces,
otras no abandonan nunca su condición de bulldozers.
Valkirias empapadas en barbitúricos y Jack Daniels,
tacones pisando la constelación de Aries,
Luminosos de motel que parpadean en fucsia irreal,
encajes negros que hipnotizan y dominan la voluntad.

viernes, 3 de octubre de 2008

Roland Topor, 'La cocina caníbal'

Separe a dos enamorados. Ponga en una olla un trozo de mantequilla del tamaño de un bebé. Cuando la mantequilla esté caliente, mate a los enamorados deshechos en lágrimas, vacíelos, y, después, póngalos a cocer juntos. Cuando hayan adquirido una bonita palidez, retírelos. Haga un caldo con harina y mantequilla, sal, pimienta, un ramito de muguete (si es temporada), tomillo y laurel. Vuelva a echar a los enamorados en la olla, con una docena de cebollitas tiernas y, quince minutos antes de servir, añada unos cuantos champiñones. Se pueden agregar unos golpes y unas cuantas heridas.

jueves, 2 de octubre de 2008

¿Todo o Nada?

"La nada: ese inmenso cajón..."
Ángel Crespo

"Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada."

· Vida, de José Hierro.



"Nada ansío de nada,
mientras dura el instante de eternidad que es todo,
cuando no quiero nada."

· Pleamar, de Oliverio Girondo.


miércoles, 1 de octubre de 2008

Charles Bukowski, 'Quince centímetros'

Imagen de la macrofílica ilustradora Junny Sakura
"Terminé mi cerveza y luego pasó aquella cosa repugnante, algo verdaderamente muy repugnante. Sara me cogió con dos dedos y me colocó allí, entre sus piernas; las tenía abiertas, pero sólo un poquito. Y me vi ante un bosque de pelos. Me puse rígido, presintiendo lo que se aproximaba. Quedé embutido en oscuridad y hedor. Oí gemir a Sara. Luego Sara empezó a moverme despacio, muy despacio, hacia adelante y hacia atrás. Como dije, la peste era insoportable, y apenas podía respirar, pero en realidad había aire allí dentro... había varias bolsitas y capas de oxígeno. De vez en cuando, mi cabeza, la parte superior de mi cabeza, pegaba en El Hombre de la Barca y entonces Sara lanzaba un gemido superiluminado."

"Y empezó a moverme más deprisa, más deprisa, cada vez más y empezó a arderme la piel, y me resultaba más difícil respirar; el hedor aumentaba. Oía sus jadeos. Pensé que cuanto antes acabase la cosa menos sufriría. Cada vez que me echaba hacia adelante arqueaba la espalda y el cuello, arremetía con todo mi cuerpo contra aquel gancho curvo, zarandeaba todo lo posible al Hombre de la Barca.

De pronto, me vi fuera de aquel terrible túnel. Sara me alzó hasta su cara.

—¡Vamos, condenado! ¡Vamos! —exigió.

Estaba totalmente borracha de vino y pasión. Me sentí embutido otra vez en el túnel. Me zarandeaba muy deprisa arriba y abajo. Y luego, de pronto, sorbí aire para aumentar de tamaño y luego concentré saliva en la boca y la escupí... una, dos veces, tres, cuatro, cinco, seis veces, luego paré... El hedor resultaba ya increíble, pero al fin me vi otra vez levantado en el aire.

Sara me acercó a la lámpara de la mesita y empezó a besarme por la cabeza y por los hombros.

—¡Oh querido mío! ¡Oh mi linda pollita! ¡Te amo! —me dijo."
 
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